"Jugando fútbol sin conflictos" Haciendo nuestras playeras
Durante esta sesión, continuamos desarrollando el proyecto interdisciplinario centrado en el fútbol y las culturas originarias de México. Iniciamos la clase con una pregunta clave que sirvió para dar dirección a todas las actividades del día: ¿Cómo podemos organizar un partido de fútbol? A partir de esta interrogante, los alumnos comenzaron a compartir sus ideas. Algunos hablaron sobre la necesidad de tener árbitros, otros mencionaron que hacen falta reglas, tiempos definidos y jugadores con roles específicos. Fue una participación activa, en la que todos los estudiantes se sintieron escuchados y tomados en cuenta.
Con base en lo compartido, construimos en el pizarrón un mapa mental. En el centro colocamos el concepto “Partido de fútbol” y de ahí surgieron varias ramificaciones que incluyeron: árbitro, equipos, tiempos, reglas, lugar y posiciones de los jugadores. A medida que organizábamos la información, fuimos reflexionando en colectivo sobre por qué es importante que cada uno de estos elementos esté bien definido para que el juego funcione de manera justa y divertida. Además, se subrayó la importancia de tomar decisiones en comunidad, valorando la voz de todos los integrantes del equipo, algo que también ocurre en otros espacios como la escuela o el hogar.
Una vez terminado el mapa mental, se indicó a los alumnos que lo copiaran en su cuaderno verde. La mayoría lo hizo con orden y buena presentación, y algunos incluso agregaron dibujos que representaban a los árbitros, las canchas o los jugadores.
Para cerrar la sesión, los equipos se reunieron para trabajar en el diseño de su camiseta. Cada grupo retomó la información que había investigado previamente sobre el pueblo indígena que les había tocado en la rifa (maya, mexica, zapoteca o purépecha). Fue una actividad donde se mezclaron la creatividad y el conocimiento cultural. Algunos equipos propusieron colores simbólicos, como el rojo de los mexicas o el azul de los purépechas, mientras que otros incluyeron símbolos y patrones representativos de cada cultura. Este ejercicio fortaleció su identidad, promovió el respeto por la diversidad y los motivó a seguir aprendiendo sobre sus raíces.
La evaluación de la clase fue positiva. Se logró integrar el contenido deportivo con elementos culturales, y los alumnos participaron con entusiasmo tanto en la construcción del conocimiento como en la expresión artística. Fue una jornada que reafirmó el valor del trabajo en equipo, la toma de decisiones compartidas y el reconocimiento de nuestras raíces indígenas como fuente de orgullo e inspiración.
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