"Festival del Día de las madres"

 Hoy vivimos una jornada sumamente especial en la escuela: celebramos con gran entusiasmo el Festival del Día de las Madres. Desde temprano, los alumnos llegaron emocionados, con sus vestuarios preparados y con una energía que contagiaba. Durante los días previos, ensayamos con dedicación diversas actividades para rendir homenaje a las mamás: bailes, cantos, poesías y mensajes que expresaran su amor y gratitud.

El ambiente fue muy emotivo. Las madres asistentes se mostraron conmovidas y orgullosas al ver a sus hijos participando con alegría y espontaneidad. Cada presentación fue un reflejo del trabajo en equipo, el cariño y la intención sincera de agradecer a quienes nos cuidan día a día. Al terminar, los alumnos entregaron pequeñas manualidades que elaboraron con sus propias manos: tarjetas, flores de papel, dibujos con dedicatorias y corazones decorativos. Fue un cierre lleno de ternura.

Más allá del colorido y la celebración, esta fecha nos permitió reforzar valores esenciales como el agradecimiento, el respeto, el amor familiar y la empatía. El trabajo con los ejes de Pensamiento Crítico y Vida Saludable también estuvo presente, ya que promovimos la expresión emocional y el reconocimiento de vínculos afectivos significativos.

Aunque no se abordó directamente con los alumnos, como docente me pareció importante reflexionar sobre el origen del Día de las Madres. Esta celebración comenzó en Estados Unidos gracias a Anna Jarvis, quien en 1908 organizó el primer homenaje a su madre y abogó por establecer un día dedicado a reconocer el esfuerzo de todas las madres. En 1914, la propuesta fue aceptada oficialmente por el presidente Woodrow Wilson, fijando el segundo domingo de mayo como fecha conmemorativa.

Sin embargo, con el paso del tiempo, Jarvis se opuso a la comercialización de esta fecha. Le preocupaba que el verdadero sentido del Día de las Madres se perdiera entre regalos costosos, campañas publicitarias y celebraciones vacías. Defendía que este día debía ser una oportunidad para mostrar amor genuino mediante gestos simples, cartas sinceras o tiempo compartido en familia.

Esa visión original de Jarvis da aún más valor a lo vivido hoy en el aula: una celebración sencilla, hecha con el corazón, donde lo importante no fueron los regalos, sino los sentimientos expresados de manera auténtica por los niños. Y quizás, en medio de canciones, abrazos y flores de papel, se haya cumplido el espíritu con el que este día fue pensado en sus inicios.

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