El árbol de las campeonas y campeones (Flor de las cualidades)
Durante mi jornada de práctica docente, llevé a cabo una actividad con el grupo con el objetivo de fortalecer la autoestima, la empatía y el reconocimiento de las cualidades positivas entre compañeros. La dinámica fue planeada bajo la premisa de que, en ocasiones, es valioso que otras personas nos ayuden a ver aspectos positivos que quizás nosotros mismos no notamos.
Comenzamos la sesión conversando con los alumnos sobre la importancia de reconocer nuestras propias cualidades y también las de los demás. Les expliqué que muchas veces no somos conscientes de lo que los otros valoran en nosotros, y que recibir palabras positivas de nuestros compañeros puede ser una fuente de motivación y alegría. Les animé a mirar a sus compañeros con ojos más amables, buscando lo positivo en cada uno.
Para asignar a cada alumno un compañero al azar, utilizamos una ruleta digital en modo "amigo secreto", lo que generó mucha expectativa y entusiasmo en el grupo. Cada alumno fue obteniendo el nombre de un compañero de forma secreta, lo cual mantuvo el interés y el misterio de la actividad.
Luego, les expliqué la dinámica principal: debían elaborar una flor en papel, en la cual escribirían en los pétalos las cualidades que identificaban en el compañero que les había tocado, y en la parte central de la flor (la semilla), escribirían su nombre. Se incentivó que buscaran cualidades auténticas y positivas, destacando lo mejor del otro, incluso si no eran amigos cercanos.
Durante la actividad, noté una actitud muy positiva en la mayoría de los alumnos. Se mostraron participativos, atentos y respetuosos con el trabajo de sus compañeros. Hubo quienes se tomaron su tiempo para pensar detenidamente qué escribir, lo que demuestra un esfuerzo sincero por observar y valorar al otro. También se evidenció un clima de curiosidad y entusiasmo por descubrir quién había hecho su flor y qué cualidades les habían sido asignadas.
Al momento de compartir con la comunidad, cada estudiante mostró su flor y expresó en voz alta las cualidades que habían sido escritas por su compañero. Fue un momento muy emotivo, lleno de sonrisas, asombro y, en algunos casos, gestos de agradecimiento espontáneos.
La actividad no solo permitió reforzar el autoestima individual, sino que también fomentó la integración, el respeto y la apreciación mutua dentro del grupo. Considero que este tipo de dinámicas son valiosas para el desarrollo socioemocional de los alumnos, ya que promueven un ambiente escolar más empático y positivo.
Me siento muy satisfecha con la participación y la disposición del grupo. Esta experiencia me confirmó que, cuando se da el espacio para expresarse y conectar desde lo positivo, los alumnos responden con sensibilidad y apertura.
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